Buscando hacer pie con una mano en el piso y el cuerpo en la cama.Cómo quien quiere la calma que deja en las piernas el agua del río, que sube en sangre el frío, frena en la nuca y apaga el pensar.
Que abre el camino, que brotan al aire helechos verdes de los ojos despejados.
Que no importa que estés mareada, que no importa que estés mareado.
Introducción: Al fin y al cabo, pasar el día con el celular o sin él no altera la ecuación de la existencia. Aislarse de las redes sociales “para no ser parte” y al mismo tiempo perder la capacidad de articular un deseo cualquiera es, quizás, la paradoja más explícita de nuestro tiempo. Creés que escapaste, pero te informo que lamentablemente no lo lograste. Evaporarse es una cobardía que trasciende lo individual y funciona como síntoma: miedo al conflicto, incapacidad para confrontar lo humano. En este escrito, me dispongo a ser juzgada en todos los tonos y ángulos posibles. ¿Me importa? Sí, y no. Porque incluso lo que no se dice tiene una densidad comunicativa que rebalsa. Aclaro que la violencia con la que detallo mi malestar no es gratuita ni literal. Es una estrategia, un ejercicio de ilustración del lado oscuro de esa sobreadaptación compulsiva que cargamos. Hay, además, un apartado fascinante en el manual de cómo vivir en sociedad: el capítulo sobre mujeres nos asigna la tarea s...
🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤🖤 Hacer click y ver cómo alguien blanquea un nuevo vínculo puede sentirse como una invasión al cuerpo. Una rata mordiéndote la boca del estómago, paralizando brazos y piernas. Aunque todo parezca estar en orden, pues el curso natural de las cosas: relaciones que terminan, personas que avanzan. Debajo de la superficie razonable, algo se quiebra. La idea del duelo como proceso lineal es una construcción que no comparto. El tiempo, más que un aliado de la sanación, se convierte en un medidor arbitrario que define cuándo se debe avanzar, o peor, en un aviso de cuándo el dolor se vuelve socialmente incómodo y tiene que terminar u ocultarse. Tres meses y medio parecen… no tengo idea de qué son. Pero la mente no responde a calendarios. Lo que queda sin decir (palabras que nunca se pronunciaron, preguntas sin respuesta) perforan la narrativa ordenada de un cierre limpio. Hablar, llorar frente a otro primero, es una exposición radical. Aunque después se aplau...
(Foto de Infobae) El gran simulacro del amor moderno Siempre pensé que descargar una app de citas iba a ser como abrir la puerta de un bar lleno de desconocidos copados, ansiosos por charlar, salir y, por qué no, enamorarse un poco. Un mercado de vínculos al alcance del pulgar, ideal para quienes tenemos el tiempo justo y poca paciencia. No me extraña, entonces, que en 2024 se proyectara que alrededor de 4,4 millones de argentinos usarían servicios de citas en línea. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Cuando empecé, lo hice con la solemnidad de quien completa un formulario de adopción: elegí mis fotos con criterio, sin exagerar, mostrando una versión realista pero favorecedora de mí misma. Y en la bio, algo inteligente pero sin esforzarme demasiado, como si la app viniera con un detector de desesperación. Pensé que, con eso, estaba lista para encontrar perso...
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