Desenfocada
Entonces, el calor del asfalto, que llegaba de las entrañas de la tierra, de mucho más allá de las tuberías, fundió la baba que se le caía mientras miraba atolondrada el vuelo de los pájaros revolver los pasteles del cielo.
La baba se hizo vapor y subió bailando cómo bailan las cobras, frente a las ventanas de los demas departamentos que no se percataron porque estaban empezando a prender las luces. Algún que otro inquilino solo tuvo la sensacion de escuchar la música de la flauta.
Subió en la danza ese vapor hasta llegarle a los ojos que sin parpadear absorbían las siluetas de la tarde y los empañó.
Subió en la danza ese vapor hasta llegarle a los ojos que sin parpadear absorbían las siluetas de la tarde y los empañó.
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