Un disparo logra frenar un poco de verano. Atrapa color, luz, sensación. Tiene la misma precisión que yo a los 5 años intentando atrapar con la lengua un copo de nieve, mirando al cielo blanco con los ojos chinos.
Solamente un ínfimo pedacito de tiempo queda capturado, distinto a todo el tiempo siguiente.
Por más que el lago siga ahí, por más que el reflejo del sol me siga haciendo fruncir las cejas.
Volver siempre implica conocer(me) otra vez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Manual para exorcizar fantasmas (y no desaparecer en el intento) - Primera parte

Dolerme

No quiero desilusionarte pero...