Descarnada
Ilustración: Sara Herranz
Descarnada
Últimamente, perdí algo. Lo busco por todos lados y no lo encuentro. No es la primera vez que me pasa, pero hubo momentos en los que al menos tenía un pedazo a mano.
La vida cambia de formas, de espacios, de lugares, y cada revolcada es un volver a empezar. Como en las mudanzas, hay que reubicar todo, revisar, hacer memoria para recordar en qué disposición ciertas cosas generaban paz.
Mientras tanto, vuelve mi palabra preferida: ansiedad. No viene sola, trae angustia, estrés, depresión, inseguridad.
Este último tiempo, no encuentro ni un rastro de mi autoestima. Y la busco. Siempre en los lugares equivocados. Afuera. En la validación externa. En que este escrito te guste y, como es mío, te guste yo, y entonces valga algo.
Busco likes, busco felicitaciones en mi trabajo, busco que mis amigxs sigan queriéndome cerca. Me vuelvo intensa, complaciente, simpática, disponible. Pero, sobre todo, vacía.
El terror a la soledad me vuelve loca. ¿Sola, quién me valida? ¿Quién me dice que estoy bien así como soy? Yo no puedo. Y ahí aparece el ego.
Leí en un artículo que "el egocentrismo es una forma de pensar en la que se cree que uno mismo es el centro del mundo". Lo confundo con la prioridad, con ponerme en el centro, pero para que el centro tenga sentido, necesito a otros. Que me vean, para existir. No sé cómo impacta esto en los demás, pero vivir en el centro es agotador. Exige mostrarte, que te miren, que te lean, que te aplaudan, que te quieran. Es un ego corrosivo y desgastante. No le sirve a nadie. A mí tampoco.
¿Qué pasa si, a pesar de todo el esfuerzo, los de afuera no me ven? Me pierdo. No existo. Todo lo que hago es un sin sentido. Y ese final no es inesperado, es lógico. Porque los demás están viviendo su propia vida. Algunos estarán en la misma, en su propio centro. Otros caminan calmos, sin un punto cero, porque tienen autoestima.
Saben que no necesitan estar en el medio de nada, sino en su propio eje. Suena a autoayuda barata, pero es cierto. La validación es propia. Encuentran alegría en sí mismos. En una escritura que les gustó a ellos. En una comida rica que se cocinaron. En un cuadro que colgaron en la cocina y les hizo el espacio más amigable para sí mismos.
Yo, en cambio, no me dejen sola, porque no sé qué hacer conmigo. No encuentro nada real para decirme. Solo frases lindas que, si me las repito, sé que me estoy mintiendo.
En ese mismo artículo leí que “la autoestima es la valoración que una persona tiene de sí misma, influida por sus percepciones, experiencias y relaciones".
Pensé que la había perdido por una situación puntual. Pero solo se reabrió una herida. Hay que ir muy atrás para encontrarla.
¿Cuándo fue la última vez que me sentí bien por algo que hice para mí? ¿Cuándo fue la última vez que hice algo para mí?
Se viene un proceso de reconstrucción. Largo. Toda la vida, en realidad. Porque heridas de este tipo no se "curan". Apenas se seca la piel y con suerte, dejan de doler. Pero cualquier roce puede hacerlas arder de nuevo. Y el dolor es tan agudo que se vuelve lo único en lo que podés pensar.
Ahí aparecen los mecanismos de defensa. Siempre los mismos. Siempre ineficaces.
Tal vez haya que cambiar de herramientas. Probar otras. Aunque parezcan absurdas. Aunque no me tenga confianza. Aunque no les tenga fe. Pero hay que intentarlo.
Primero va a doler. Mucho. Va a dar ganas de abandonar. Pero tal vez, con el tiempo, algo cambie de forma. Vamos a errar. Vamos a frustrarnos. Pero hay un mundo ahí afuera y no todxs caminan con la herida expuesta. Algo tiene que haber.
Y no lo vamos a encontrar en el otro. Porque el otro solo tapa con una curita. Pero si se va, se la lleva. No es más que un placebo.
Hay que encontrar adentro. En toda esa mierda que creo que soy, algo propio. Una bocanada de aire propia, que de a pequeños soplidos vaya secando la carne expuesta.
Que esté a mano, incluso en la soledad.
Y cierro acá. Lamento decepcionarlxs, no sé cómo sigue. Todavía no lo descubrí. Pero hay algo en mí que pelea por encontrarlo y decidí hacerle caso. Porque por ahora, no tengo otro recurso.
Pelear por cerrar la herida buscando. Revisión. Historia. Alguna vez, algo tuvo que haber servido. Me aferro a esa fe de encontrarlo.
Por ahora, esto es lo que hay. Y por primera vez, aunque suene insulso, no me parece poco.
🖤 Incendiaria
ResponderEliminar🖤🖤🖤
Eliminar