TODO LO QUE HICE MAL (Y BIEN) DESPUÉS DE SEPARARME

 TODO LO QUE HICE MAL (Y BIEN)  DESPUÉS DE SEPARARME


(Un recorrido autocrítico por el abismo emocional, con ítems innecesarios y conclusiones dudosas)


Introducción: El arte de caer con estilo


Las separaciones tienen etapas, dicen. Negación, ira, tristeza, aceptación. Yo agregaría algunas más: investigación forense en redes sociales, hacer monólogos innecesarios a gente que no pidió escucharlos, reemplazar el sueño con existencialismo barato y comprar cosas para llenar el vacío emocional.


Lo importante es no quedarse solo con los errores. También hay pequeñas victorias. Pero primero, el desastre:


TODO LO QUE HICE MAL


  1. Reduje la cantidad de comida en proporción directa al aumento de cigarrillos.
    Disclaimer: terminé sin ropa porque todo me queda enorme.


  1. Hablé con mi psicóloga con tanta transparencia que terminamos, otra vez, hablando de los padres a pesar de mis 15 años de terapia (por ahora).


  1. Revisé el feed de mi ex con el ojo clínico de un detective de la Interpol.


  1. Usé a mis amigos como un call center de emergencias emocionales, pero sin sueldo ni francos compensatorios.


  1. Me descargué todas las apps de citas con el mismo entusiasmo con el que un nene abre un regalo de Navidad… para darme cuenta de que adentro solo había medias.


  1. A la semana ya me sabía de memoria las mismas caras, los mismos perfiles, las mismas descripciones de “amante de los viajes y el sushi”.


  1. Le conté a cualquiera que se cruzara en mi camino (vecinos, cajeros, deliverys) mi versión de la separación.


  1. Analicé cada interacción de mi ex en redes con la precisión de un físico teórico.(En mi defensa esto fue solo en una semana de crisis)


  1. Desarrollé la capacidad de llorar mientras sigo haciendo mis tareas laborales sin que se note, la famosa “Una lloradita y a seguir” (habilidad que debería figurar en mi CV).


  1. Me convencí de que estaba bien y luego me di cuenta de que no, en loop.


  1. Escribí borradores de mensajes pasivo-agresivos que (por suerte) nunca envié.


  1. Releí viejas conversaciones buscando... no sé qué.


PERO TAMBIÉN HICE ALGUNAS COSAS BIEN


  1. Pedí ayuda. Tal vez exageré y agoté a todo el mundo, pero ¡pedí ayuda!


  1. Dejé que se contara mi historia sin nombres en el programa de radio en el que trabajo. Spoiler: era obvio que se trataba de mí.


  1. Comí una fruta un día, lo cual es más de lo que puedo decir de algunas semanas enteras.


  1. Dormí ocho horas seguidas (una vez).


  1. No mandé ningún mensaje borracha.


  1. Logré hacer chistes sobre mi situación, lo que técnicamente me convierte en una persona resiliente y no en una lunática, según estudios no verificados.


  1. Me di cuenta de que mi autoestima es más frágil que la economía argentina y decidí trabajar en ello.


  1. Nunca estuvo en mis pensamientos volver. (Sólo no quería perder de mi vida a una gran persona)


  1. Aprendí que no todos los finales tienen que “terminar bien”.


  1. Cocine grandes cantidades de legumbres de todo tipo y las freeze. Todavía no decido qué hacer con ellas, pero siento que es algo bueno.


  1. El psiquiatra NO modificó nada de mi medicación por mi Trastorno de Ansiedad Generalizada.


  1. Aprendí que, si bien la separación duele, el drama al menos me da material para un texto.



Conclusión: hice TODO mal, pero si no lo hubiera hecho, no tendría este texto. Así que en el fondo, quizás hice TODO bien.


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